Geseme News

Empleados tóxicos

10/02/2018

Empleados tóxicos: ¿Cómo detectarlos?

«….un empleado tóxico es peor que un mal empleado….»

 

Dado que la negatividad y la toxicidad se propagan como gérmenes en el lugar de trabajo, es importante saber detectar a tiempo cuándo estamos ante un caso de empleado tóxico.

Rumores, críticas no constructivas, quejas constantes o culpar a otros… la toxicidad se propaga entre los empleados como si de una epidemia se tratase.

Menor productividad, falta de entusiasmo y motivación entre el personal, pérdida de empleados clave…. son algunos de los “síntomas” de que la empresa puede estar sufriendo los efectos de contar con uno o varios empleados tóxicos.

A menudo se subestima el daño que pueden causar al clima laboral. Detectar a un empleado tóxico no es tarea sencilla. Suelen ser empleados modelo y más productivos que la media que, sin embargo, trabajan en contra de la organización.

¿Un empleado tóxico nace o se hace?

No sólo se trata de detectar qué personas son tóxicas sino si “se han vuelto tóxicas” y en ese caso, descubrir qué ha motivado ese cambio.

Tipos de comportamientos para detectar empleados tóxicos:

1).- Rumores, chismorreos, bromas, curiosear etc., se trata de empleados que pasan buena parte del tiempo curioseando, rumoreando, bromeando e interrumpiendo el trabajo de sus compañeros.
Este tipo de empleados se convierten en tóxicos cuando dedican más tiempo dedican a “cotillear, bromear…» en lugar de estar trabajando.

2).- “Sí, sí, sí”
Este tipo de empleado es más difícil de identificar ya que a priori no parece causar problemas en la organización. Se caracteriza por ser un empleado que siempre está de acuerdo con todo, no hace preguntas, no aporta iniciativas y trabaja al mínimo esfuerzo para cumplir lo más básico de su labor. No supone un problema directo, pero sí puede hacer que su comportamiento sea copiado por otros empleados y que cada vez sean más los trabajadores sin iniciativa, sin ganas de aprender y trabajando a “mínimos”.

3).- “Lo haré mañana”.
Son empleados que se distraen fácilmente. Mirar el móvil, redes sociales, consultar asuntos propios en internet… hasta el punto de que pueden estar demorando la fecha de entrega de trabajos o tareas que deben realizar, dejándolo todo para “luego”.

4).- “No es mi trabajo”
Es similar al del caso anterior, pero en este caso en lugar de posponer la tarea a realizar, simplemente no la realiza bajo el argumento de que no es competencia suya.

5).- “Sólo puedo hacerlo yo”
Tras este argumento a menudo se esconden dos tipos de perfiles, aquellos empleados inseguros y recelosos de su trabajo que temen que otros lo puedan hacer mejor y aquellos empleados con perfil narcisista, que son excelentes en su trabajo pero que tienen dificultades para trabajar en equipo y/o reconocer la labor de otros compañeros.

6).- “Soy el último en irme”
Que un empleado trabaje siempre hasta tarde significa que algo va mal. O bien la carga de trabajo que se le atribuye es superior a la que puede afrontar o bien se trata de un empleado tóxico porque trabaja con un nivel de estrés elevado. Se trata de empleados que apenas apartan la vista del ordenador ni dos minutos, que no se relacionan demasiado con los compañeros, que sólo hablan de trabajo… a la larga los síntomas del estrés permanente en el que parecen vivir aparecerán sino se trata antes la situación.

7).-“esto o aquello va mal”

Ya sea porque la máquina de café no funciona o por asuntos relacionados con el trabajo, el empleado tóxico de este perfil no deja pasar oportunidad para quejarse por o de algo.

En la medida en la que esto se convierte en un hábito, hace que el resto de compañeros centren su atención en los aspectos negativos en lugar de en los positivos y esto acaba “contaminando” el día a día del lugar de trabajo.

Estos son sólo algunos de los principales perfiles de empleados tóxicos si bien puede haber más interpretaciones… sin embargo en cualquier caso es importante detectarlos y poner solución al problema.

En algunos casos la solución pasa simplemente por dialogar con ellos y explicar abiertamente el problema “por favor intenta no distraer a tus compañeros”.

En otros casos como empleados desmotivados, poco comprometidos, no focalizados en su trabajo, bastará con averiguar cuál es la causa que origina ese comportamiento y poner medidas. En este sentido facilitar la conciliación familiar-laboral, ofrecer opciones de teletrabajo o jornada intensiva etc., pueden ayudar a que el empleado sea más productivo durante el tiempo que está en el trabajo.

Cuando el problema es el no saber trabajar en equipo, las actividades de Team building suponen un buen punto de partida para fomentar el trabajo en grupo.

En definitiva, cada empleado y cada organización es única por eso no existen medidas generales sino que cada caso debe tratarse de forma específica pero si tenemos en cuenta que un empleado tóxico es peor (en términos de coste y de repercusión) que un mal empleado, el dedicar esfuerzos a detectar y tratar este tipo de empleados, se convierte en un aspecto clave para cualquier organización.