La inteligencia artificial (IA) está revolucionando a pasos agigantados nuestra sociedad incluyendo por supuesto el entorno laboral. Sin embargo, estos avances tecnológicos también suponen un desafío importante con relación a los retos a los que se enfrentan tanto empresas como el personal empleado.
A medida que la IA se vuelve más capaz de realizar tareas que antes eran realizadas por personas, el miedo a perder el trabajo y a ser sustituido por la IA es cada vez un sentimiento más generalizado.
¿Qué pueden hacer las organizaciones para minimizar el impacto de la automatización entre el personal empleado?
Según un informe de McKinsey, entre el 30% y el 50% de los trabajos actuales podrían ser automatizados en las próximas dos décadas así que es evidente que para mitigar el impacto de la automatización las empresas, pero en especial de su personal empleado que debe adaptarse a las nuevas demandas del mercado.
Formación:
Es importante que las empresas ofrezcan acceso a
👉Programas de reskilling (recapacitación) y upskilling (mejora de habilidades)
👉Programas formativos destinados a evitar la brecha digital entre trabajadores porque aquellos que, por el motivo que sea no tienen acceso a herramientas tecnológicas modernas o que creen no tener edad o capacidad para poder desarrollar habilidades digitales no se queden atrás y en desventaja frente a otros compañeros..
Además, este tipo de formaciones son el mejor aliado con el que pueden contar las empresas para abordar problemas de salud mental (ansiedad, estrés, etc..). Problemas, en muchas ocasiones, derivados de la inseguridad laboral que sienten ante los cambios que supone la IA.
Ética de la IA
La implementación de la IA en el ámbito laboral plantea importantes cuestiones éticas en especial cuando se trata de dejar en mano de los algoritmos de IA cuestiones como la contratación de personal empleado o promociones profesionales. Y es que los algoritmos pueden carecer del tan necesario enfoque ético que deben tenerse en cuenta en estos casos. Un ejemplo de ello son algunos sistemas de contratación basados en IA que favorecen a determinados grupos demográficos promoviendo así la desigualdad y discriminación. Para evitarlo es necesario establecer marcos regulatorios que aseguren la transparencia y la equidad en los sistemas automatizados.
Fomentar la Transparencia
El personal empleado puede ir perdido en cuanto a cómo, cuándo y por qué recurrir o no la IA en el desarrollo de sus actividades laborales diarias. Las empresas deben sean claras con respecto a cómo utilizar la IA y realizar auditorías para para detectar sesgos y corregir problemas derivados del uso de la IA.
Innovación y adaptación
A lo largo de la historia la humanidad ha atravesado etapas de cambio tecnológico e innovaciones como la que actualmente supone la IA. En todas ellas la sociedad ha logrado adaptarse y ahora no va a ser distinto.
La clave está en fomentar desde la organización un enfoque basado en la innovación y la adaptación a un mundo cada vez más digital y acompañarlo de una correcta formación. Los líderes, CEOS, directivos etc. de las empresas juegan un papel clave a la hora de fomentar una mentalidad de aprendizaje continuo y resiliencia entre sus equipos para poder hacer frente a los desafíos que supone la irrupción de la IA en el día a día del entorno laboral.
Reconfiguración de la relación trabajo-empleador
El aumento de la supervisión automatizada y el uso de IA para monitorear el rendimiento de los empleados supone muchos desafíos relacionados con la privacidad. Confianza y autonomía – dos conceptos clave en cualquier relación laboral – pueden verse afectados si se utiliza la IA para monitorear el rendimiento del personal empleado.
Conclusión:
Como vemos son muchos los desafíos a los que se enfrentan las organizaciones relacionadas con el uso de la IA, pero son desafíos que pueden abordarse desde un enfoque ético y transparente que tenga en cuenta que la adaptación es la clave para evolucionar y que para ello es imprescindible ofrecer las herramientas y recursos formativos necesarios.