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Está bien no estar bien: Los peligros de la positividad tóxica en el trabajo

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La salud mental, afortunadamente, ha cobrado en los últimos tiempos una relevancia sin precedentes en el ámbito laboral. La pandemia de COVID-19 fue en parte uno de los elementos claves para reconocer la fragilidad de nuestro bienestar emocional.

Son muchos los mensajes que la sociedad recibe a diario desde diferentes frentes entorno a “ver el lado bueno de las cosas”. Esa positividad es beneficiosa a la hora de promover un estado de salud mental óptimo. Pero ¿Qué ocurre cuando no se parte de un estado de salud mental óptimo? ¿Qué ocurre en el ámbito laboral cuando se instala un fenómeno conocido como “positividad tóxica”? ¿Puede esa insistencia en «ver el lado bueno» llevar a la invalidación de las emociones reales?

La cara oculta de la positividad tóxica

Cuando la vida se complica, a menudo la respuesta a nuestro sufrimiento puede ser más dañina que útil. La positividad tóxica se manifiesta en la presión social de mostrar una sonrisa, de ocultar las lágrimas y de ignorar el dolor emocional. Comentarios como «todo estará bien» o «intenta ver lo positivo» pueden ofrecer consuelo momentáneo, pero a menudo ocultan la verdad: está bien no estar bien.

Y aquí es donde radica una de las mayores barreras a la hora de afrontar, prevenir y tratar problemas de salud mental. Y es que tendencia a invalidar las emociones dolorosas puede llevar a sentimientos de vergüenza de manera que quien padece un problema de salud mental acabe “enmascarando” la realidad.

La carga emocional en el trabajo

En el entorno laboral, la presión por ser siempre positivo puede motivar aún más si cabe, que muchos empleados se sienten obligados a ocultar sus luchas emocionales. En un lugar en el que se premia la productividad y el rendimiento es difícil – a menos que se den las oportunidades y condiciones necesarias para ello – mostrar la realidad. De este modo, la positividad tóxica puede llevar a:

 

Y es que según un estudio publicado en la revista «Psychological Science» los empleados que se sienten obligados a ocultar sus emociones negativas experimentan un mayor desgaste y una menor satisfacción laboral. Esta situación crea un ciclo vicioso: la necesidad de parecer positivo afecta la salud mental, lo que a su vez impacta la productividad y el compromiso en el trabajo.

 

¿Cómo combatir la invalidación de las emociones en el lugar de trabajo?

Por todo lo anterior, para prevenir problemas y contribuir a una mejor salud mental del personal empleado es importante que desde la organización exista un posicionamiento en el que

👉 Se reconozcan y validen las emociones sin emitir juicios: Para ello deberá llevarse a cabo un trabajo previo de sensibilización sobre salud mental y permitir que los empleados se sientan cómodos al reconocer cuándo no están bien o no tan bien….

👉 Se fomente y  se forme al personal empleado en empatía: La empatía juega un papel crucial en la lucha contra la positividad tóxica. Cuando alguien comparte sus problemas, responder con comprensión y compasión puede ser mucho más beneficioso que ofrecer ánimos porque entonces de alguna forma se está minimizando el dolor que alguien puede estar sufriendo. Validar las emociones y mostrar un apoyo genuino es una forma de facilitar que la persona con algún problema de salud mental se sienta comprendía.

👉 Se forme en el reconocimiento de las emociones:  Reconocer nuestros sentimientos es el primer paso para abordar cualquier problema de salud mental. Todos podemos experimentar sentimientos de diversa índole a lo largo de la jornada laboral.  Experimentar tristeza, ansiedad o frustración no debe ser interpretado en el entorno laboral como un signo de debilidad, sino como una parte natural de la experiencia humana para la que podemos contar con diferentes estrategias y herramientas que pueden ayudar a transitar y gestionar mejor estas emociones.

👉 Se priorice el autocuidado: Animar a los empleados a cuidar de su salud mental a través de prácticas de autocuidado y búsqueda de apoyo profesional cuando sea necesario.

 

Conclusión:

Como vemos, la positividad tóxica, aunque bien intencionada, puede ser perjudicial para la salud mental en el trabajo. Para evitarlo, las organizaciones deben esforzarse en hacer llegar el mensaje de que está bien no estar bien y que todas las emociones son válidas. Al crear un entorno laboral que fomente la aceptación y la empatía, podemos ayudar a los empleados a sentirse apoyados y valorados y a mejorar así su salud mental.

 

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