Mujeres y hombres estamos expuestos a diferentes tipos y niveles de condiciones psicosociales en el trabajo.
Pero ¿respondemos de manera diferente los hombres y las mujeres ante factores potencialmente estresantes? La respuesta es sí.
Nos exponemos a riesgos distintos y desarrollamos problemas de salud diferentes. En términos generales, se atribuyen más riesgos ergonómicos y psicosociales a los trabajos feminizados. Por ello, uno de los aspectos a considerar a la hora de evaluar e intervenir en riesgos psicosociales es el sexo de la persona trabajadora.
Este hecho supone el asumir que la ocupación no siempre es el indicador más importante a la hora de evaluar riesgos. El aceptar la diferencia de género ante riesgos psicosociales también supone el considerar problemas de salud laboral de las mujeres más allá de la protección de la maternidad, implica tener en cuenta:
- Las diferencias biológicas entre ambos sexos.
- La segregación horizontal (sectores con mayor presencia masculina o femenina).
- La segregación vertical: A pesar de la evolución positiva en los últimos años en materia de igualdad, la realidad es que las mujeres ocupan con mayor frecuencia puestos de menor responsabilidad. Esto suele suponer menores posibilidades de promoción y peores condiciones económicas que los hombres.
- La división sexual del trabajo y la asignación tradicional del trabajo doméstico. En general, las mujeres asumen una mayor carga de trabajo doméstico. Este hecho influye en su vida laboral y en los efectos en la salud.
Auditoria de riesgos psicosociales desde la perspectiva de género:
Las empresas deben autoevaluarse para conocer si la gestión de la prevención se adapta a las necesidades de seguridad y salud laboral del personal empleado y conocer cuál es el grado de integración de la perspectiva de género en la prevención.
Esta evaluación pasa necesariamente por:
- Revisar la política de prevención de riesgos laborales y verificar que se haya tenido en cuenta la perspectiva de género.
- Verificar el grado de implantación de protocolos de acoso o planes de igualdad.
- Promover en la organización una conciencia respecto a la necesidad de integrar la perspectiva de género en la gestión preventiva, en especial entre los cargos responsables de las acciones preventivas.
- Comprobar cómo de equilibrado es el organigrama de la organización y apostar por la búsqueda de la equidad entre hombres y mujeres en diferentes niveles del organigrama y en el reparto de las responsabilidades en materia de prevención. Este aspecto es especialmente importante porque puede servir para detectar desequilibrios que pueden ser en sí mismos un factor de riesgo psicosocial. Por ejemplo, las mujeres pueden percibir la discriminación en su carrera profesional.
- Buenas prácticas: Cualquier organización puede hacerse algunas preguntas para saber si se está incorporando la variable género en su actividad preventiva, mencionamos algunas a modo de ejemplo:
¿La evaluación de riesgos contempla los riesgos asociados a todas las tareas que se realizan?
¿Qué colectivos reciben principalmente las acciones formativas?
¿Se han considerado en la evaluación de riesgos psicosociales factores ligados al género, como dificultades para conciliar la vida personal, laboral, familiar; diferencias en la asignación de funciones y en la importancia/relevancia de las tareas asignadas, la existencia de brecha salarial, etc.?
¿Qué podemos hacer los distintos agentes de la prevención en el día a día para introducir la dimensión de género en nuestras actividades?
¿En la evaluación de riesgos se comprueba si si hombres y mujeres que trabajan en un mismo puesto desarrollan las mismas tareas y de la misma forma?
De la evaluación a la integración de la perspectiva de género:
La integración de la perspectiva de género supone el considerar las diferencias entre hombres y mujeres en cuanto a
- las condiciones en las que llevan a cabo su trabajo.
- las diferencias en cuanto a la exposición al riesgo y las consecuencias el riesgo que puede suponer para ellos y ellas en función de sus características y situación personales.
Desde Geseme, te recordamos que esta integración debe estar presente en todas las fases del plan de prevención de riesgos laborales (recogida de información, identificación de peligros y análisis de los riesgos).