Según estimaciones recientes publicadas por la OIT (Organización Internacional del trabajo) cada año 2,78 millones de trabajadores mueren por accidentes de trabajo y enfermedades relacionadas con el trabajo (de los cuales 2,4 millones están relacionadas con enfermedades) y otros 374 millones de trabajadores sufren accidentes laborales no mortales.
Aparte del coste económico que supone, existe un costo intangible, no plenamente reconocido, del inconmensurable sufrimiento humano causado por los accidentes de trabajo y las enfermedades relacionadas con el trabajo. Algo especialmente preocupante si tenemos en cuenta que en gran medida se pueden prevenir.
Los riesgos psicosociales, el estrés relacionado con el trabajo y las enfermedades no transmisibles son una preocupación cada vez mayor para muchos trabajadores. Al mismo tiempo, muchos trabajadores siguen enfrentados a los persistentes riesgos de seguridad y salud relacionados con su trabajo.
La seguridad y la salud en el trabajo son fundamentales para un desarrollo sostenible. La inversión en SST puede contribuir al logro de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, en concreto para conseguir:
1).- El Objetivo de Desarrollo Sostenible ODS 3 (Salud y Bienestar) que busca el poder garantizar una vida sana y promover el bienestar para todos en todas las edades.
2).- El Objetivo de Desarrollo Sostenible ODS 8 (Trabajo Decente y Crecimiento económico) para promover un crecimiento económico inclusivo y sostenible, promover el empleo y un trabajo decente para todos. De manera particular, dentro del ODS 8, El objetivo 8.8 que no es otro que el de proteger los derechos laborales y promover entornos de trabajo seguros para todos los trabajadores, incluidos los trabajadores migrantes, en particular las mujeres migrantes, y los que tienen empleos precarios.
Por tanto, los gobiernos, empleadores, trabajadores y otras partes interesadas en la que nos incluimos empresas como Geseme especialistas en salud laboral, tenemos una tarea considerable en la construcción de las generaciones presentes y futuras de trabajadores seguros y saludables. Para ello es necesario reforzar el papel de los interlocutores sociales para abordar las preocupaciones de seguridad y salud del futuro, especialmente en el contexto de nuevas tecnologías, demografía, cambio climático, cambios en la organización del trabajo y ahora, la gestión de la pandemia actual por COVID19.