Con la pandemia de coronavirus, el futuro del trabajo es más incierto que nunca. Más allá de la situación actual la cuestión de cómo las personas pueden regresar al trabajo de manera segura cobra gran importancia, y para diferentes expertos, es probable que los lugares de trabajo se vean bastante diferentes una vez se haya superado la pandemia. Twitter, por ejemplo, anunció recientemente que incluso una vez que se alivien las restricciones de distanciamiento social, permitirá a los empleados trabajar de forma remota, mientras que muchas empresas están probando trabajar con un programa de trabajo compartido para reducir las horas y salvar empleos.
Además del efecto COVID19, las nuevas tecnologías han acelerado significativamente la forma en que trabajamos y son muchos los expertos que opinan que la semana de cinco días ya no es necesaria.
Si bien la semana de cinco días solía ser un gran modelo que aprovechaba al máximo a sus trabajadores, nació en una época en la que el trabajo en las fábricas era lo habitual. En una fábrica del siglo XIX, lo ideal era una semana de 5 días. La gente se levantaba, iba a trabajar, hacía su trabajo y volvía a casa.
Sin embargo, con la evolución de la tecnología y el aumento de los trabajos de oficina, la regla de que más horas equivale a más productividad no es necesariamente cierta.
Para muestra de ello hay algunas empresas que han demostrado claros aumentos de productividad tras reducir la jornada semanal. Tal es el caso de Microsoft en Japón que aumento un 40% la productividad tras adoptar dicha medida.
¿Cuáles son las principales ventajas de una semana laboral de cuatro días?
Para empezar se reducen los costes asociados a la actividad. Pero el elemento clave es el de conseguir tener una plantilla más saludable, feliz y probablemente con más opciones de quedarse en la empresa (retención de talento).
- Empleados felices: Un fin de semana de tres días permite desconectar y descansar mejor. Esto repercute positivamente en la disminución de los niveles de estrés y en una mayor motivación a la hora de ir a trabajar.
Tener más tiempo para hacer las cosas que nos hacen felices aumenta la felicidad general y puede ayudar a aumentar el compromiso hacia una empresa: es beneficioso para todos.
- Menos problemas de salud
Según los últimos datos del INE, el 59% de los españoles declaran sufrir algún tipo de estrés en su trabajo. El estrés es actualmente responsable de un 30% de las bajas laborales. Tener un fin de semana más largo para disfrutar conducirá a una mejora en el bienestar y reducción de los niveles de estrés.
- Incremento de los niveles de productividad
La teoría sobre implementar una semana más corta es que los empleados más felices y satisfechos están más centrados en su trabajo lo que repercute en mayores niveles de productividad.
- Reclutamiento y retención de talento
En la actualidad ofrecer un trabajo más flexible es definitivamente una ventaja a la hora de reclutar trabajadores además de ser una excelente manera de atraer a los mejores talentos y mantenerlos comprometidos también.
Cuándo no aplicar la semana de 4 días:
El primer paso es valorar si la empresa puede llevarlo a cabo. Aquí es importante matizar que a menudo se espera que la mayoría de empleados en una semana de cuatro días trabajen las mismas semanas de 40 horas, pero en cuatro días en lugar de cinco. En este caso, las jornadas pueden extenderse a 10 horas. Jornadas de trabajo más largas podrían tener un efecto significativo en los niveles de estrés de sus empleados y, por lo tanto, en su bienestar y productividad generales omitiendo así los beneficios de la jornada de 4 días.
Cambiar a una semana laboral de cuatro días requiere un ajuste radical y más igualitario en nuestra comprensión del trabajo en sí, no como trabajo como “deber”, estatus o trabajo agotador, sino como una contribución que cada individuo hace.