El término “salud mental en el trabajo” está de moda. A pesar de ello, el que sea un tema del que se habla mucho, no significa que se estén destinando recursos para abordarlo como merece en el lugar de trabajo.
Uno de los principales problemas del manejo de la salud mental en el trabajo se debe a la poca visibilidad de las enfermedades mentales que no se manifiestan de forma tan evidente como las enfermedades físicas.
El primer paso para instaurar una cultura organizacional que cuide de la salud mental de sus trabajadores es fomentar la comunicación. Según diferentes encuestas más del 50% de los empleados no se sienten cómodos hablando de su salud mental con sus superiores.
Claramente, el estigma que rodea a la mala salud mental sigue siendo tan fuerte como siempre.
Hay muchas maneras en que los gerentes o responsables pueden apoyar la salud mental de los empleados pero uno de los factores más elementales implica reconocer las señales de advertencia.
Como no todos los síntomas son visibles, la empresa debe ofrecer regularmente a los empleados espacios para hablar abiertamente y con confianza, sin juzgar. En general, las empresas necesitan normalizar las conversaciones sobre salud mental y priorizar activamente el bienestar dentro de su cultura, para que las personas sientan que pueden pedirlas cuando lo necesiten.
Indicadores de mala salud mental en el lugar de trabajo
Incluso cuando se ha conseguido que los empleados puedan hablar abiertamente sobre su salud mental, ciertos cambios de comportamiento pueden indicar desafíos más profundos.
Estos son las cuatro señales principales de mala salud mental a tener en cuenta:
- Absentismo:
Si el empleado falta con cierta regularidad sin una causa justificada, podría ser por un problema de salud mental. Muchas personas no se sienten cómodas admitiendo que la verdadera razón de su ausencia es psicológica, no física, y muchas personas todavía sienten que el estrés, la ansiedad y la depresión son cosas de las que deben avergonzarse.
En estos casos es importante realizar un seguimiento con entrevistas de regreso al trabajo siempre de forma afectuosa para poder detectar si detrás de su ausencia hay un problema de salud mental.
- Menor productividad:
A menudo, cuando las personas experimentan una salud mental deficiente en el trabajo, su compromiso y productividad disminuyen. Pueden parecer desinteresados en su trabajo, pasar mucho más tiempo de lo normal realizando algunas tareas, llegar tarde al trabajo o trabajar más horas de lo habitual. También hay otras señales que pueden ser indicadores de la salud mental: Algunos empleados pueden tener dificultades para tomar decisiones, parecen tener poca energía, dan muestras de cansancio, falta de concentración o mayor irritabilidad
Es importante no hacer suposiciones y sacar conclusiones precipitadas, pero no por ello hay que dejar de estar atento a los posibles motivos que están detrás de un menor rendimiento.
- Conocerse, en la medida de lo posible
En muchas empresas, las relaciones entre gerentes, responsables de departamento y empleados pueden ser bastantes distantes, lo que dificulta detectar cambios en el comportamiento. Es evidente que si no se conoce bien a alguien resulta más difícil detectar cualquier problema. Por ello es importante fomentar reuniones individuales, eventos o encuentros informales para todo el equipo.
- Incremento de la rotación de personal
En cualquier empresa, las personas van y vienen, pero si se experimenta un aumento importante en la rotación, puede ser una señal de mala gestión y personal descontento. Las personas generalmente no dejan sus trabajos y aunque a veces puede ser que hayan encontrado otro trabajo que prefieren, a menudo se debe a una cultura laboral poco solidaria o activamente perjudicial. A veces, si la salud mental de un empleado es muy pobre, pueden renunciar simplemente porque sienten que ya no tienen nada que dar, o que no podrán mejorar mientras trabajan para su empresa.